Se que hopper me dara para el pelo!
HISTORIA
Antes de ponernos a escribir la prueba de esta Voyager, hablemos de la historia de las Vulcan. En los 80, cuando ninguna fábrica se atrevía no ya sólo a discutir la primacía de la marca madre de todas las custom-o sea, Harley Davidson- sino casi ni fabricar una moto de este estilo, Kawasaki dio un golpe de efecto que a muchos les pareció la pataleta de un super holding en que la división de motos es más una cuestión de imagen que la rentabilidad pura- recuerda que Kawasaki Heavy Industries fabrica maquinaria pesada de alta tecnología como grúas para construir kilométricos puentes colgantes o trenes bala, por poner unos ejemplos- para que se hablase de ella. Efectivamente, en aquellos tiempos la marca que irónicamente es posiblemente la más “racing” y radicalmente deportiva de todas las japonesas, presentó una 1400 denominada Sumo ¡Una 1400! Visto ahora parece una cilindrada respetable pero desde luego nada espectacular teniendo en cuenta la cantidad de modelos que hay por encima de los 1700, pero en aquellos tiempos era lo máximo que nadie se había podido atrever a sacar al mercado, incluyendo la propia Harley que en aquellos momentos tenía como propulsor Big Twin- el motor de mayor cilindrada montado por la marca-al Blockhead, más conocido como Evolution o simplemente Evo, que tenía 80 pulgadas cúbicas, lo que en cristiano suponen 1340 cm³.
O sea, que de buenas a primeras Harley perdía la primacía en cuanto a motos mastodónticas se refiere. Desde entonces, la marca verde se convirtió el máximo estandarte de Japón en el segmento de las mega custom. De hecho, actualmente y aparte de la Triumph Rocket (inglesa, para los más despistados), la Vulcan 2000 es la moto de serie con mayor cilindrada del mercado.
Así, la reciente historia de las Vulcan comenzó hace unos 10 años con las 1500 que conocieron versiones Classic y Tourer- precisamente estas son las denominaciones de las hermanas de la protagonista de esta prueba- que, lógicamente, equipaban en un principio carburadores que no lograban controlar unos gastos de gasolina absolutamente disparatados. Más tarde evolucionaron a los 1600 cm³, incorporaron inyección electrónica y con misma base se presentó una de las primeras Power-Cruiser de serie, la Mean Streak.
Y, como hemos comentado antes, al tener Kawasaki una de sus grandes bazas de imagen y de mercado en ser la pionera y líder de las megacustom niponas, ha desarrollado esta Voyager que al igual que los ordenadores con procesadores Intel- recuerda, aquellos en que ves un pequeño escudo en que se lee “Intel Inside”- parece tremendamente clásica y recuerda a los coches y motos de los años 60 (según dice el dossier de prensa, aunque se comprueba mucho más rápidamente a primera vista) pero que en sus entrañas tiene no solamente de lo mejor que la tecnología actual puede proporcionarte para tu seguridad y un funcionamiento mucho mejor de la moto, sino algo nuevo que ha sido desarrollado en exclusiva para este modelo por los chicos de Kawasaki y que tiene un rendimiento excepcional no sólo porque su comportamiento sea perfecto, sino porque además pasa totalmente desapercibido cuando lo usas. Y eso, en una moto de estas dimensiones titánicas, es algo totalmente admirable.
Empecemos por el sistema K-ACT (tecnología de freno coactiva de Kawasaki), que por cierto se instala en exclusiva en este modelo y no en sus hermanas de gama. Básicamente se trata de un repartidor de frenada evolucionadísimo que, gracias a la instalación de sensores en ambos trenes, logra que la presión de los frenos en ambas ruedas se equilibre automáticamente detectando el exceso o defecto de fuerza en cada una de ellas. Si presionas la maneta, trabajas sobre las pinzas delanteras y si lo haces sobre el pedal, sobre la trasera. En principio, todo como en una moto normal, pero los sensores de presión colocadas en ambas bombas de freno pasan los datos a la unidad de control electrónico (ECU) que teniendo en cuenta la fuerza ejercida sobre cada bomba y la velocidad de la moto en ese momento determina la correspondiente cantidad de fuerza de frenada necesaria para obtener una eficiencia máxima… teniendo en cuenta como eficiencia máxima la que equilibre más la moto y ofrezca más seguridad. Esto se consigue con un pequeño motor que activa bombas de líquido en las unidades de control que desvían presión hasta la pinza delantera derecha o a la pinza trasera, de lo que deducirás fácilmente que la pinza delantera izquierda es la única que trabaja con presión directa de tu mano. Vamos, para entenderlo rápidamente es que el sistema busca que ambos frenos ejerzan la presión adecuada que evite pérdidas de agarre de las gomas- bastantes duras y con carcasas muy rígidas, como te puedes imaginar en motos de este peso y carácter turístico- lo que redunda en un tacto perfecto en frenadas bruscas, evitando en parte los típicos “balanceos” de estas motos tan grandes y con amortiguaciones taradas muy suaves cuando llegan esos momentos “delicados”.
Por otro lado, también incorpora un acelerador electrónico que proporciona una finura de funcionamiento admirable para un motor de esta cilindrada unitaria tan descomunal y que por otro lado permite la incorporación de “gadgets” como el control electrónico del ralentí cuando el motor está frío y, sobre todo, un control automático de velocidad de comportamiento impecable y activación muy intuitiva. Presionando un botón sobre la piña derecha, se te ilumina un piloto en el cuadro que te indica que el sistema está preparado. Cuando llegas a la velocidad deseada, presionas un pulsador y automáticamente la moto mantendrá siempre esa velocidad sin necesidad de tocar el acelerador. Al contrario que otros sistemas similares, aquí te adaptas rápidamente y resulta tremendamente seguro y fácil tanto de activar como de desactivar.
Y eso no es todo. Como buena super turística, incorpora también un sistema de audio que se puede controlar por medio de la piña izquierda donde, como puedes ver en las fotos, incorpora todos los mandos de volumen, selección de canal, etc, al que además se puede incorporar un I-Pod para el que trae preinstalación.